Leche Condensada Casera: Un Clásico Inolvidable
Modo de Preparación de la Leche Condensada Casera
Preparar leche condensada casera es un proceso simple pero requiere paciencia. Sigue estos pasos para obtener una leche condensada cremosa y deliciosa:
- Calentar la leche: En una cacerola grande, vierte el litro de leche entera y colócala a fuego medio. Remueve de vez en cuando para evitar que se pegue al fondo.
- Añadir el azúcar: Una vez que la leche esté caliente (pero sin que llegue a hervir), añade el azúcar y mezcla bien hasta que se disuelva por completo. Continúa removiendo suavemente.
- Cocinar a fuego bajo: Reduce el fuego a bajo y deja que la mezcla de leche y azúcar se cocine lentamente. Este proceso puede tardar entre 1 a 2 horas, dependiendo de la intensidad del fuego. La clave es que la leche se evapore lentamente, espesando la mezcla. Remueve de vez en cuando para evitar que se formen grumos.
- Añadir la vainilla y el bicarbonato: Si deseas un toque extra de sabor, añade la cucharadita de vainilla al final de la cocción. Si estás usando bicarbonato de sodio, añádelo cuando la mezcla haya reducido a la mitad.
- Verificar la consistencia: Sabrás que la leche condensada está lista cuando haya reducido considerablemente y tenga una consistencia espesa y cremosa. Retira del fuego y deja que se enfríe un poco antes de usarla o almacenarla.
- Almacenar: Vierte la leche condensada casera en un frasco de vidrio limpio y hermético. Puedes guardarla en la nevera por hasta una semana.